Discurso de la Presidenta de las Cortes de Castilla y León con motivo del 40º aniversario de la Constitución y del 35º aniversario del Estatuto de Autonomía

Sede de las Cortes de Castilla y León, 12 de marzo de 2018

Presidenta del Congreso de los Diputados,
Presidente del Senado,
Presidente y miembros del Gobierno de la Junta de Castilla y León,
Miembros de las Mesas del Congreso, del Senado y de las Cortes de Castilla y León,
Delegada del Gobierno y demás autoridades,
Diputados, Senadores y Procuradores,

Señoras y señores,

Como Presidenta de las Cortes de Castilla y León es para mí un honor abrir esta Cámara para conmemorar de forma conjunta el 40 Aniversario de la Constitución Española y el 35 Aniversario del Estatuto de Autonomía de Castilla y León.

Hoy nos encontramos aquí los máximos órganos de gobierno de las instituciones más representativas de nuestro sistema político: los parlamentos, estatal y autonómico. Nuestro sistema es parlamentario con lo que esto supone: aunque el órgano dotado de más presupuesto y funciones sea el Ejecutivo correspondiente, los parlamentos representan a todos los ciudadanos y no solo a la mayoría.

Por ello hoy estamos viviendo un día de especial trascendencia que quiero destacar, porque por primera vez en su historia, las Cortes de Castilla y León acogen a quienes ostentan la máxima representación del poder legislativo del Estado y de la Comunidad de Castilla y León dentro del marco de la Constitución y el Estatuto de Autonomía. Se trata de una reunión de la máxima representación para celebrar las normas fundamentales de nuestra democracia. Y que han traído a nuestro país la etapa histórica más larga de consenso democrático, apertura internacional y hacia Europa en particular, de progreso económico y social.

La Constitución Española es la norma que legitima y de la que trae causa la Comunidad de Castilla y León dentro del modelo de descentralización territorial y política que estableció la Carta Magna.

De acuerdo a ese modelo, Castilla y León expresó su voluntad de construir un proyecto de futuro para los castellanos y leoneses, que fue refrendado a través de su Estatuto de Autonomía, y que recibió el acuerdo de las Cortes Generales a través de su aprobación mediante la Ley Orgánica, promulgada el 25 de febrero de 1983.

Por ello, la conmemoración conjunta del 40 aniversario de la Constitución Española y el 35 aniversario del Estatuto de Autonomía de Castilla y León en este solemne acto nos brinda la oportunidad de reunir a los cotitulares del poder estatuyente que alumbró un modelo de convivencia y de progreso para todos los castellanos y leoneses en el marco común de la España de las autonomías.

Después de 40 años de vigencia de nuestra Constitución y de 35 de nuestro Estatuto, no han perdido fuerza los principios fundamentales de nuestro sistema político expuestos en los artículos primero y segundo de la Constitución, sino que la han ido ganando, los principios que concretan los valores constitucionales de "libertad, igualdad, justicia y pluralismo político".

Nuestra Constitución recoge la definición de España como un "Estado social y democrático de Derecho". Estado de Derecho significa control jurídico del poder político, es decir, que nadie está por encima de la ley. Ni los políticos que deciden aprovechar su posición para lucrarse. Ni los que creen que su comunidad política autonómica está por encima del marco constitucional. Son muchos y graves los problemas actuales de nuestra convivencia, pero si algo está claro es que el Estado de Derecho funciona correctamente.

Estado democrático significa soberanía del pueblo español, de todo el, no de una parte, manifestada a través de las elecciones y de toda forma de participación política. En los últimos años se han celebrado muchos procesos electorales y por otro lado como saben, somos uno de los países donde mayor número de manifestaciones se celebran del mundo. No ha habido ningún periodo de nuestra historia donde haya podido expresarse con tanta libertad y pluralidad la diversidad de opiniones de los españoles, ni en la calle ni en las instituciones.

Estado social significa un estado comprometido con la igualdad real de todas las personas. Aunque aún podemos percibir las cicatrices de la crisis económica más devastadora de la que tenemos memoria y que en esta materia todo es mejorable, lo cierto es que los niveles de prestaciones de servicios públicos en nuestro país siguen estado entre los más altos del mundo.

Señorías, me gustaría llamar su atención sobre el hecho de que el Estado social en España es fundamentalmente la esencia del Estado Autonómico en la medida en que los Derechos sociales por antonomasia, la sanidad, la educación y los servicios sociales son competencia autonómica. Casi 8 de cada 10 euros gastados por una Comunidad Autónoma van a estos servicios, son Estado social.

Esto nos lleva directamente al artículo segundo de nuestra Constitución, a la definición de España, desde el punto de vista territorial, como un Estado unido, autonómico y solidario. La solidaridad es el cemento de los otros dos principios: unidad y autonomía, que se hallan en tensión dialéctica. La solidaridad es, a mi juicio, el tema político central de nuestro país en este momento. España será solidaria o no será.

En este contexto global, Castilla y León se define como una Comunidad Autónoma en la que su autogobierno ha servido para prestar servicios a los castellanos y leoneses y que el marco que nos ha permitido hacerlo es nuestro Estatuto de Autonomía promulgado el 25 de febrero de 1983 mediante una Ley Orgánica.

En este sentido señalar también que el camino hasta aprobar el texto del Estatuto de Autonomía no fue fácil y estuvo acompañado de importantes discrepancias sobre cuestiones que afectaban a la representación, a la ubicación de las instituciones autonómicas, y también a la definición del ámbito territorial de la Comunidad Autónoma.

Estas desavenencias provocaron intentos de desvinculación en algunos territorios, como en León y en Burgos, y especialmente la oposición que se planteó en Segovia con la petición de su uniprovincialidad.

A pesar de todo ello, y a partir de la aprobación del Estatuto de Autonomía y de la incorporación de Segovia a Castilla y León mediante Ley Orgánica, por motivos de interés nacional, nuestra Comunidad Autónoma quedó configurada territorialmente en un ámbito que se define a partir de la unión de dos viejos reinos – el de León y el de Castilla- y que geográficamente se asienta en torno al eje que vertebra la Cuenca del Duero.

Desde la pluralidad y diversidad que ofrece su territorio hemos sabido construir una identidad común, que nos une y nos define como una comunidad de historia y de cultura, que valora y respeta sus más profundas raíces y comparte valores universales como la lengua castellana y el inmenso patrimonio histórico, artístico y natural que atesora en su territorio.

Castilla y León fue la última Comunidad Autónoma en constituirse y quizás por esta circunstancia ha contribuido y sigue contribuyendo de modo decisivo a la articulación territorial de España a través del Estado autonómico.

La otra aportación característica que ha realizado Castilla y León al Estado autonómico es la idea de la amistad autonómica. Para entender mejor lo que quiero expresar, permítanme un razonamiento que podría parecer demasiado especializado, una reflexión culta, pero que creo que tiene todo el sentido. En nuestra tradición constitucional que bebe sobre todo de la teoría alemana del periodo de Entreguerras, brillan con luz propia tres autores con tres teorías sobre que es una Constitución.

Hans Kelsen, con su tesis pacíficamente aceptada ya de la Constitución como norma jurídica. La Constitución sería, sobre todo, una norma jurídica, un producto normativo, incluso peculiar por que es la fuente del resto de las normas.

Carl Schmitt, con su tesis realista, de la Constitución como lucha por conquistar, mantener y aumentar el poder político y su famosa contraposición entre "amigos y enemigos" que sirvió para dar cobertura jurídica al nazismo en su país.

Es evidente que ambas teorías están enfrentadas. Incluso los autores que las formularon porque Schmitt que fue invitado por Kelsen a formar parte del claustro de su Facultad, le traicionó por su origen judío y Kelsen tuvo que huir de Alemania, emigrando a California.

Estos autores y sus doctrinas son muy citados entre nosotros. Pero me parecen insuficientes. La Constitución es norma pero esto por si solo no sirve para resolver todos los problemas políticos. La Constitución es lucha por el poder, pero puede ser un juguete en manos del más fuerte del momento. Necesitamos algo más y algo distinto para explicar que es.

Hay un tercer autor de la época, menos conocido, que sin embargo, me resulta interesante para nuestro tiempo y que se llama Rudolf Smend y que acuño la teoría de "la integración política": la Constitución no solo es norma, no solo es norma que intenta ordenar la lucha por el poder, sino que es la norma que produce por antonomasia la unidad política de la comunidad, la norma que construye el "nosotros", la comunidad política, que es una comunidad de valores comunes, valores a los que me he referido: libertad, igualdad, justicia y pluralismo político. La Constitución debe servir para unir aquello que es diverso.

Desde este enfoque de la integración no es causal que Smend desarrollara brillantemente el principio de lealtad federal y que nosotros podríamos definir como de lealtad autonómica.

Si algo caracteriza la contribución de Castilla y León a la construcción de nuestro Estado es precisamente su lealtad autonómica. A menudo, solo parecen existir los intereses de tal o cual comunidad o del Estado central.

Y es cierto que la descentralización política del Estado lleva a que las partes rivalicen entre si, pero en un acto como el de hoy debemos reivindicar la existencia de un Estado global, que no es un Estado central, sino el Estado central más las 17 Comunidades Autónomas, de modo que siempre hay un interés general que modula o matiza los intereses legítimos de cada una de las partes.

Y por ello, tanto el Estado central como las Comunidades Autónomas debemos ejercer nuestras competencias teniendo en cuenta el propio interés por supuesto, pero también el interés conjunto, el interés general. El artículo 2 de la Constitución contiene el principio de autonomía, pero también el de unidad y sobre todo ese otro principio que es el cemento entre unidad y autonomía: el bello principio de la solidaridad territorial del que cuelga la lealtad autonómica.

Y esto es, justamente lo que me gustaría reivindicar esta mañana, señorías, la amistad autonómica, que no solo ha de ser entre Comunidades, sino también del y con el Estado central, porque todos juntos conformamos el Estado global, la comunidad política, esa realidad que lleva el nombre tan hermoso de España. Desde Castilla y León defendemos la Constitución y el Estatuto como preciosos momentos y monumentos de la integración política: reivindicamos la lealtad autonómica como el único principio que realmente puede solventar nuestros problemas y nos comprometemos a seguir ofreciendo a todos, con mayor fuerza aún si cabe, nuestro autogobierno útil y nuestra amistad autonómica.

Muchas gracias.

Sede de las Cortes de Castilla y León